- La medida por Alerta Ambiental rige desde el 31 de mayo hasta el 31 de diciembre de 2025.
- Se prohíbe encender fuego en todo el territorio provincial y llaman a la comunidad a extremar cuidados.
La Junta Municipal de Defensa Civil informó que el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Córdoba declaró el Estado de Alerta Ambiental por riesgo de incendios en todo el territorio provincial.
La resolución 570-25 establece que la medida estará vigente desde el 31 de mayo hasta el 31 de diciembre de 2025, inclusive.
La decisión se basa en un análisis técnico que alerta sobre el agravamiento de las condiciones de sequía durante el otoño e invierno, acompañado por heladas tempranas y recurrentes olas de calor. Estos factores aumentan considerablemente el riesgo de incendios, sobre todo en áreas serranas y en zonas agro-ganaderas.
Como medida principal, queda prohibido encender fuego o realizar cualquier actividad que pueda originar incendios en tierras públicas de la provincia. Además, se impulsarán acciones de prevención para minimizar riesgos y proteger tanto el ambiente como las comunidades.
Desde Defensa Civil recuerdan que los incendios forestales y rurales pueden generar consecuencias graves: pérdida de biodiversidad, afectación de la producción y el turismo, erosión del suelo, desertificación, e incluso daños humanos y económicos.
Las autoridades apelan al compromiso ciudadano y solicitan a la población actuar con responsabilidad, respetando las disposiciones vigentes y denunciando cualquier conducta de riesgo. Para colaborar con la prevención, es fundamental no encender fuego al aire libre, especialmente en zonas rurales, baldíos o áreas naturales.
Así, la Resolución del ministerio de Seguridad de la Provincia aclara:
«la Secretaría de Gestión de Riesgo Climático, Catástrofes y Protección Civil expone los motivos por los cuales se propicia la referida declaración de Estado de Alerta Ambiental, resaltando que durante las estaciones de otoño e invierno se agravan las condiciones de sequía, sumado a heladas tempranas y olas de calor recurrentes, afectando especialmente a las zonas serranas y a las agro-ganaderas.
Hace alusión, asimismo, a que los incendios, además de daños personales, provocan gravísimas consecuencias patrimoniales, afectando la producción, el turismo y otras numerosas actividades, destrucción de áreas naturales, el deterioro de la flora y fauna, lagos, la desertificación y erosión del suelo, por lo que se impone la obligación de arbitrar las medidas necesarias para prevenir esas consecuencias».